Hablar sobre Pablo Carreño es descubrir la esencia y la mística humana, la mirada del infante en los ojos del artista, el imaginar blanco y puro del que mucho ha vivido, el sueño constante del que no ha querido parar, el amor del amigo que entrega el corazón y el calor del humano que nos dibuja el alma en un solo palpitar. Hablar sobre Pablo Carreño es hablar sobre amor, constancia, rebeldía, cariño, inspiración, descontento, lucha y ante todo, es hablar de arte, del arte que se hace hombre y del hombre que se hace arte.
Pablo nació el siglo pasado en las calles viejas de la Habana, Pablo creció artista y nunca dejó de serlo. Pablo inspira paz, respeto, amor, bondad. Pablo es todo eso y mucho más. Pablo es un hijo del viento, marinero único de su propio mar, un mar de frijoles y noches del pasado, un mar lejano pero también al alcance de sus manos. Pablo es color, es vida, es inspiración.
Pablo es poesía:
“En tus manos me pongo, maestro
Y volamos, tan ligeros de peso
Juntos levitamos hasta el más allá
Donde el color toma vida
Y la vida misma se pierde en sonrisas
Y volamos, volamos
Sin pretender encontrarnos
En el viejo horizonte
Que dibujan tus manos”
Pablo, maestro y amigo, en el fondo de tu obra nos verás refugiados, abrigados con el calor de tu espíritu y entregados al fluir constante de tu corazón. Por siempre, tus amigos.
By Rayle Hernandez Yague (2016/01/11)