Mateo Medina Lievano

Mateo Medina Lievano, artista. Mateo es un joven pintor colombiano que destaca por la calidad de su obra. A la persona la complementa el trabajo, es así, como los seres humanos,  nos volvemos reflejo fiel de nuestro s actos, de nuestra forma de proceder. Mateo, al igual que su obra, es alegría, carisma, color.

Nacido en Bogotá, en mayo de 1979, Mateo realiza unos espectáculos increíbles de pintura en viva. Live Painitng, el show y la genialidad. La gestaeción y construcción de una obra de arte en presencia de cientos de extraños. Mateo, emulando al Pollock  que tanto admira, extiende los brazos, esboza una sonrisa y comienza a pintar.

Aproximadamente un millar de sus obras exhibidas alrededor del mundo. Mateo ha vendido desde su pequeña galería en Villa de Leiva, a coleccionistas internacionales de diferentes países. Al día de hoy, los cuadros juveniles que nunca firmó, esperan ansiosos la promesa de una firma gestada en las manos de su creador.

La obra de mateo, a pesar de contar con la  influencia del legendario Jackson Pollock, a quien mateo admira por la calidez de su técnica, es una obra realmente original. El movimiento del expresionismo, que vendría siendo el grupo en el que mejor encajaría la obra de Mateo, está ahora frente a un artista de cualidades innatas que puede terminar marcando una época.

Los trazos de mateo parecen pinceladas en el aire. Los colores, conservando su pureza, marcan los rasgos necesarios para generar ilusión dentro de la obra.

El trato que Mateo le da a los colores explica en sí mismo lo que luego se convertirá en un nuevo trabajo. Tal vez un pez espada, una espada o un hada. La vida que adquiere cada uno de sus trabajos, se refleja en el brillo que plasma en cada uno de sus colores.

Su obra es una imagen que crece bajo las sombras de la libertad. No reflejan trazos exactos ni precisos colores. La obra de Mateo refleja la libertad en la que vive el artista, refrescando la unión constante en la que conviven como si fueran los dos uno solo.

Al final, un pez. Un pez con alas doradas y sonrisa amarilla. Al final, una vida, la vida de la obra que es el reflejo del artista. Un pez, un barco, una flor, un corazón, una uva, una sonrisa. Al final, algo que nunca existió y ahora le da sentido a los días. Al final, arte, arte excelente.

Los colores se manejan con la naturalidad de las cosas. Hay azul color panteón, amarillo de amanecer y hasta manguito biche. La vida se gesta desde las raíces y concluye con la pincelada final.

Pinceladas de aire, llenas de libertad, fuerza y energía. Se gestan en la insistencia de la imaginación y se abren espacio en las manos del artista. Mateo pinta lanzando pinceladas al aire, guiando el camino de cada color. Y como resultado una obra de arte.

“La noche es oscura y el mar se extiende enseñando toda su fortaleza. Cada cierto tiempo un rayo de luz atraviesa la penumbra y es entonces allí cuando podemos mirarnos a los ojos, encontrarnos con nuestro sufrimiento en el rostro de otro hombre. Unos cuantos segundos que duran una eternidad, gracias a la amargura de sentirse en tragedia. Las olas se elevan como grandes edificios, los marineros con su último esfuerzo, se aferran a la vida y suplican al mar por compasión.”

– Así son los mares de Mateo cuando explota la guerra en la que juegan los colores.

Guerra, palabra oscura para muchos aunque para otros resulte inspiradora. Los colores que emplea Mateo en el fondo de su obra, son una guerra colorida, madre de increíble gestas.

El blanco, puro. El rojo, sufrimiento. Así son los colores aunque otros se refieran a ellos en formas más precisas. La descarga, tremenda. La energía, absurda. La obra de Mateo crea diferentes reacciones, provenientes de su libertad.

Mateo Medina Lievano, pintor.